1 Junio 2019
Hoy charlé con mi barbero sobre una barbería en la que trabajó hace unos años. El dueño de la tienda - quien nunca había cortado
pelo - exigió que cada cita no llevara más de 20 minutos. Dentro ese tiempo el barbero necesitaría dar la bienvenida al cliente, ofrecerles una bebida (y hacerla), cortarles el pelo, y tomar el pago. Explicó a su jefe que no era posible; él necesitaría al menos 30 minutos, o de lo contrarío la calidad quedaría comprometido.
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